Notar un bulto blando y móvil bajo la piel puede ser inquietante. Muchas personas llegan a consulta preocupadas por una pequeña “bolita” que ha aparecido en el brazo, la espalda, el cuello o incluso el abdomen, sin haber recibido ningún golpe.
En la mayoría de los casos, se trata de un lipoma, un crecimiento benigno compuesto por tejido graso que no representa un peligro para la salud.
Aunque suelen ser indoloros y de crecimiento lento, es normal preguntarse qué lo causó, si debería preocuparse o si se pueden eliminar.
Un lipoma es un tumor benigno formado por células de grasa. Aunque la palabra "tumor" puede sonar alarmante, en este caso no hay motivo para preocuparse: los lipomas no son cancerosos, no invaden otros tejidos y en la gran mayoría de los casos no representan ningún riesgo para la salud.
No suelen causar dolor, a menos que presionen un nervio o estén ubicados en una zona donde hay roce o compresión frecuente.
Pueden variar en tamaño, desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros, y aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, son más comunes en áreas como el cuello, espalda, hombros, brazos o muslos.
La causa exacta de los lipomas no se conoce con seguridad, pero en muchos casos tienen un componente genético. Es decir, si algún familiar cercano tiene lipomas, es más probable que tú también los desarrolles a lo largo de la vida.
También pueden aparecer tras pequeños traumatismos, como golpes o presión repetida en una zona específica, aunque esto no siempre ocurre.
Es importante aclarar que los lipomas no están relacionados con el sobrepeso, ya que su aparición no depende directamente de la cantidad de grasa corporal general.
La mayoría de los lipomas no causan dolor ni otros síntomas. Simplemente son bultos que puedes notar al tacto.
En ocasiones, pueden confundirse con otras lesiones subcutáneas, como quistes sebáceos, de ahí la importancia de una evaluación dermatológica adecuada.
Algunas de las características comunes son:
En cambio, otras lesiones como los quistes suelen ser más firmes, a veces dolorosos, y pueden presentar enrojecimiento o inflamación si se infectan. Por eso, aunque muchas veces el aspecto clínico puede orientar, lo ideal es realizar una evaluación dermatológica para confirmar el diagnóstico.
Dicho diagnóstico, generalmente se basa en un examen físico. En algunos casos, podemos realizar una ecografía o una biopsia para confirmar el diagnóstico y descartar otras afecciones.
Aunque la mayoría de los lipomas son completamente benignos, hay ciertas situaciones en las que es recomendable prestar más atención y acudir al dermatólogo para una evaluación más profunda.
Debes consultar si notas alguno de los siguientes signos:
En casos muy poco frecuentes, los lipomas pueden confundirse con lesiones llamadas liposarcomas, que sí tienen potencial maligno. Sin embargo, estos suelen comportarse de forma distinta: son más grandes, más duros, crecen rápidamente y a menudo están adheridos a planos profundos.
La mayoría de los lipomas no requieren tratamiento, ya que son benignos, indoloros y no suponen ningún riesgo para la salud. Sin embargo, si el lipoma está causando molestias, si crece mucho o si simplemente el paciente prefiere eliminarlo por razones estéticas, existen varias opciones para tratarlo.
El tratamiento más eficaz para los lipomas es la cirugía dermatológica. Además de también ser el método más común.
La intervención consiste en la extirpación completa del lipoma a través de una pequeña incisión en la piel. Este procedimiento es rápido, ambulatorio (es decir, no requiere hospitalización) y generalmente se realiza bajo anestesia local.
Tras la cirugía, el paciente puede regresar a sus actividades cotidianas en poco tiempo, aunque es posible que se le recomienden cuidados postoperatorios básicos, como evitar presionar la zona o mantenerla limpia para prevenir infecciones.
En algunos casos, especialmente cuando el lipoma es pequeño o está en una zona accesible, se puede optar por la liposucción.
En este procedimiento, se utiliza una aguja especializada para extraer la grasa del lipoma sin necesidad de hacer una incisión grande.
Aunque puede ser menos invasiva, este procedimiento no siempre garantiza que el lipoma no vuelva a aparecer.
Es muy poco probable que un lipoma desaparezca por sí mismo. La mayoría de los lipomas continúan creciendo con el tiempo si no se tratan. Por esta razón, es importante monitorear su evolución y consultar a un dermatólogo si notas algún cambio en su tamaño, forma o características.
En Dermaniac, contamos con una unidad de dermatología quirúrgica y con dermatólogos expertos en el diagnóstico y tratamiento de lipomas.
Utilizamos técnicas avanzadas y equipos de última generación para garantizar los mejores resultados.
Si has notado un bulto de grasa en tu piel y no estás seguro de si es un lipoma o alguna otra condición, o si desear eliminarl , no dudes en agendar una consulta con nosotros.